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José María Andrés Sierra

Gallardón y la tangente.

No teníamos ninguna intención de ver el tan anunciado programa “Tengo una pregunta para usted” dedicado a Alberto Ruiz Gallardón. Ni yo, ni mi familia, pero en uno de esos momentos en que le tembló el dedo en el mando a distancia de la TV a uno de mis hijos buscando alguna emisión soportable, apareció dicho programa y, como no había gran cosa que ver, pedí a mi hijo que lo dejara. Debo admitir que sólo vimos y oímos tres preguntas y sus correspondientes respuestas, pero pudimos constatar cómo éstas últimas, juntas y por separado, constituían tres maravillosas joyas, tres magníficos ejemplos de lo que es hablar y no decir nada, o, si se prefiere, ejemplo inigualable de lo que se conoce por “salirse por la tangente”. A la primera pregunta que venía a decir, más o menos, “si pensaba que tendría apoyos suficientes por parte de los sectores más católicos dentro del PP si llegaba a presentarse para presidente del gobierno, teniendo en cuenta la campaña que desde la COPE se hacía en su contra”, se limitó a contestar contemporizando sobre su famoso pleito con Jiménez Losantos sin tan siquiera insinuar si pensaba presentarse y si dispondría de esos apoyos. A la siguiente pregunta sobre “el posible culpable de la reciente inundación de un túnel de la M-30 madrileña, si había sido la tormenta, la empresa constructora o él mismo por haber inaugurado la obra con excesiva premura”, respondió echando balones fuera con tal maestría que sin nombrar para nada a la constructora ni a sí mismo, por supuesto, al final no quedó claro si tampoco la tormenta y el granizo eran los culpables. Eso es arte. Y cuando le preguntaron si prefería como futuro inquilino de la casa Blanca a Obama o a McCain, trató en todo momento de nadar y guardar la ropa alabando las virtudes de uno y otro sin decantarse ni un milímetro por ninguno de los dos y cuando su interrogador le instó a que se posicionara contestó: “No me pida usted que vaya más allá” ¿…?. Apagamos la televisión. Es de suponer que sería más concreto y preciso en el resto de las preguntas si no habría que preguntarse a qué fue allí este buen hombre, si a aburrir al personal, como lo demostró bostezando ostensiblemente uno de los asistentes al programa (no pudieron ocultarlo las cámaras) y también si éste es el político tan brillante del que algunos hablan.

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