Carta abierta al señor Rajoy.
Señor Rajoy:
No dudo que las ganas (las llamo "ganas" por hacerlo de alguna manera) que usted tiene de llegar a la Moncloa son legítimas, pero, aparte de que son excesivamente manifiestas, lo cual le resta a usted en algunas ocasiones cierta credibilidad, yo les encuentro a esas irrefrenables ganas que usted tiene de presidir el gobierno español dos (habrá alguien que más) peligrosos inconvenientes.
Primero. Confunde usted hacer oposición a la política del gobierno con una campaña electoral. Una campaña electoral, dígase de paso, en la que todo vale. Desde el mismo día en que fue investido Presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero (no concedió usted ni una sola semana de gracia al nuevo gobierno) ha hecho usted una oposición dirigida, única y exclusivamente a desgastar, a dinamitar la figura y la credibilidad del Presidente que, por cierto, es, y no debería olvidarlo, aunque sea a su pesar, el presidente de su país, democráticamente elegido (por cierto, no como usted dentro de su propio partido). No le importa a usted aislar a su partido, a todos los efectos, en el Parlamento y en la vida cotidiana con tal de que su política de acoso y derribo pueda perjudicar la imagen del Presidente Zapatero. ¡Todos al abismo!
Da la impresión, la triste sensación de que usted se alegraría de que España sufriera el azote de las diez plagas para echar la culpa de ellas al gobierno y, especialmente, a Zapatero y poder, con ello, ponerse por delante de su rival político.
¿De verdad a usted le importan España, los españoles, la vida de los españoles y su bienestar? Sólo usted sabe si eso es cierto. Hay veces en que nadie lo diría. Cuesta creerlo. ¿Es consciente usted, por otra parte, de que sólo el sentido común de los ciudadanos y ciudadanas de a pie evita que en este país ocurra algo con toda la cizaña y crispación que usted y algunos de los suyos están sembrando? Piénselo. Háganos ese favor.
Y, segundo. Paralelo a la elección de una oposición ciega y el aislamiento total del resto de los partidos políticos como política de partido, ha elegido usted un camino equivocado: la descalificación, el insulto soez, el ultraje, la ofensa, la rabia, el agravio, la desconsideración, la falta de educación, de respeto y de elegancia que usted ha adoptado como actitud personal no creo yo que sean el mejor camino para ganarse el corazón y la confianza de la gente.
No quiero ocultarle que no le deseo éxito alguno en la política, entre otras cosas porque..., ¡Pobre de mi país si elige a un presidente que se propone llegar a serlo a base de descalificar e insultar!
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