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José María Andrés Sierra

CARTAS PUBLICADAS

Carta abierta a la familia de MiguelÁngel Blanco

El día que asesinaron a Miguel Ángel yo me encontraba de vacaciones en mi pueblo natal, Molinos, en la provincia de Teruel, y estaba ayudando a mi hermano en las labores de la cosecha del cereal. Recuerdo que, a eso de media tarde, o quizás algo antes, yo iba conduciendo la cosechadora, una vieja máquina que no llevaba cabina, mientras mi hermano descansaba. Nos alternábamos cada cierto tiempo llevando la máquina para poder descansar. Francisco, mi hermano, estaba como digo, descansando a la sombra de un hermoso pino que había  a la orilla del campo en el que estábamos trabajando escuchando una radio transistor. Volvía yo con la máquina en uno de los remos, en dirección a donde se encontraba mi hermano cuando vi que él se levantaba y hacía unos gestos como si quisiera aporrear la tierra. Es una imagen que no  olvidaré. A medida que me acercaba me daba cuenta de que su rostro estaba más desencajado y por fin,  entre su gestos y los movimientos de su boca pude entender: “Se lo han cargado”.

No detuve la cosechadora mientras Francisco continuaba con sus gestos de rabia y de  impotencia porque me daba vergüenza que mi hermano viera las lágrimas que no podía evitar que manaran de mis ojos mientras golpeaba con todas mis fueras el volante de la máquina gritando inútilmente “¿Pero, por qué, por qué?”

Han pasado ya unos años y cuando ahora os he visto significándoos, como lo habéis hecho, en una manifestación en la que en vez de gritar contra ETA, que fue quien asesinó a Miguel Ángel, se ha gritado –vosotros sabréis porqué- contra un gobierno y su presidente que están intentando que nadie más  tenga que sufrir en sus carnes vuestra desgarradora vivencia…, cuando os he visto ahí me he arrepentido de todas y cada una de mis lágrimas y cada uno de los golpes que casi destrozaron mi mano. Segundos después no. Miguel Ángel ( no lo conocía)  seguro que se los merecía. Vosotros… NO.

 

A los familiares de Miguel Ángel BlancoJosé María Andrés Sierra - Zaragoza - 08/02/2007  VotaResultado 336 votos  El día que asesinaron a Miguel Ángel yo me encontraba de vacaciones en mi pueblo natal, Molinos, en la provincia de Teruel, y estaba ayudando a mi hermano en las labores de la cosecha del cereal. Recuerdo que, a eso de media tarde, o quizá algo antes, yo iba conduciendo la cosechadora, una vieja máquina que no llevaba cabina, mientras mi hermano descansaba. Nos alternábamos cada cierto tiempo llevando la máquina para poder descansar. Francisco, mi hermano, estaba como digo descansando a la sombra de un hermoso pino que había a la orilla del campo en el que estábamos trabajando escuchando un radiotransistor.

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·                     webs en español ·                     en otros idiomas Volvía yo con la máquina en uno de los remos, en dirección a donde se encontraba mi hermano, cuando vi que él se levantaba y hacía unos gestos como si quisiera aporrear la tierra. Es una imagen que no olvidaré. A medida que me acercabam, me daba cuenta de que su rostro estaba más desencajado y, por fin, entre sus gestos y los movimientos de su boca, pude entender: "Se lo han cargado".No detuve la cosechadora mientras Francisco continuaba con sus gestos de rabia y de impotencia porque me daba vergüenza que mi hermano viera las lágrimas que no podía evitar que manaran de mis ojos mientras golpeaba con todas mis fuerzas el volante de la máquina gritando inútilmente "pero ¿por qué?, ¿por qué?".Han pasado ya unos años, y cuando ahora os he visto significándoos, como lo habéis hecho, en una manifestación en la que en vez de gritar contra ETA, que fue la que asesinó a Miguel Ángel, se ha gritado -vosotros sabréis por qué- contra un Gobierno y su presidente que están intentando que nadie más tenga que sufrir en sus carnes vuestra desgarradora vivencia...; cuando os he visto ahí, me he arrepentido de todas y cada una de mis lágrimas y cada uno de los golpes que casi destrozaron mis manos. Segundos después, no. Miguel Ángel (no lo conocía) seguro que se los merecía. Vosotros..., no.6 de 13 en Opinión  anterior siguiente VotaResultado 336 votos

Nos merecemos algo mejor . (Eran tiempos del PP)

Que un avión se estrelle, es algo que, por desgracia, ha sucedido en casi todos los lugares del planeta y el hecho de que uno de ellos lo haya hecho con 62 militares a bordo, que venían de realizar una acción humanitaria de varios meses, no quiere decir nada. Es uno más, al fin y al cabo. Que el ministro del que dependía la seguridad de esos militares mienta miserablemente una y otra vez intentando quitarse de encima cualquier responsabilidad, tampoco es algo por lo que, por desgracia, pueda señalarse con el dedo a un solo país.

Que un petrolero diga "hasta aquí hemos llegao" y que alguien se empeñe en que se hunda definitivamente desparramando por el mar más fuel del que gastamos en la provincia de Teruel durante varios inviernos, tampoco es la primera vez que sucede.

Que choquen dos trenes por un tramo de vía única, con muertos y heridos por docenas, tampoco es una noticia que no se dé, de vez en cuando, sobre todo en países tercermundistas.

Que el Ministerio de Fomento de un país inaugure una estación de ferrocarril para un tren de alta velocidad a donde ni llegan los trenes ( ni siquiera con retraso) , ni se sabe cuándo llegarán, ya no es tan normal, la verdad.

Que haya políticos de un gobierno que ponen "primeras piedras" por doquier e inauguran infinitas obras inacabadas tampoco es tan inusual, sobre todo en países con regímenes dictatoriales y "bananeros".

Que el presidente del gobierno de un país se regodee públicamente en un mitin de que se enaltezcan sus atributos masculinos y entusiasme a la concurrencia con la posibilidad de su medición, no suele ser normal, aunque parece que puede ser cierto.

Que haya una formación política, de marcada e inequívoca confesión católica, que ostenta la mayoría absoluta del Parlamento y lógicamente el gobierno de un país, que vote en bloque sin una sola disidencia y sin la menor objeción (todo lo contrario, los aplausos aún resuenan en los oídos de los iraquíes) a favor de una guerra y sus consecuencias, quién sabe por qué oscuros y secretos motivos, ya no es tan fácil de encontrar, al menos entre países civilizados.

Que haya políticos que gobiernan y gasten más energías en criticar a la oposición que en procurar que los aviones no se caigan, los barcos no se hundan, los trenes no se choquen (y que lleguen a sus estaciones) y sea la paz lo que una y enriquezca a todos los pueblos de la tierra y no la guerra quien los empobrezca y aniquile, es difícil de creer, pero los hay.

Que haya .....

Bueno pues, que haya un país donde pasan a la vez todas estas cosas, la verdad, da que pensar ¿no?

Carta abierta al señor Rajoy.

          Señor Rajoy:

          No dudo que las ganas (las llamo "ganas" por hacerlo de alguna manera) que usted tiene de llegar a la Moncloa son legítimas, pero, aparte de que son excesivamente manifiestas, lo cual le resta a usted en algunas ocasiones cierta credibilidad, yo les encuentro a esas irrefrenables ganas que usted tiene de presidir el gobierno español dos (habrá alguien que más) peligrosos inconvenientes.

          Primero. Confunde usted hacer oposición a la política del gobierno con una campaña electoral. Una campaña electoral, dígase de paso, en la que todo vale. Desde el mismo día en que fue investido Presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero (no concedió usted ni una sola semana de gracia al nuevo gobierno) ha hecho usted una oposición dirigida, única y exclusivamente a desgastar, a dinamitar la figura y la credibilidad del Presidente que, por cierto, es, y no debería olvidarlo, aunque sea a su pesar, el presidente de su país, democráticamente elegido (por cierto, no como usted dentro de su propio partido). No le importa a usted aislar a su partido, a todos los efectos, en el Parlamento y en la vida cotidiana con tal de que su política de acoso y derribo pueda perjudicar la imagen del Presidente Zapatero. ¡Todos al abismo!

          Da la impresión, la triste sensación de que usted se alegraría de que España sufriera el azote de las diez plagas para echar la culpa de ellas al gobierno y, especialmente, a Zapatero y poder, con ello, ponerse por delante de su rival político.

          ¿De verdad a usted le importan España, los españoles, la vida de los españoles y su bienestar? Sólo usted sabe si eso es cierto. Hay veces en que nadie lo diría. Cuesta creerlo. ¿Es consciente usted, por otra parte, de que sólo el sentido común de los ciudadanos y ciudadanas de a pie evita que en este país ocurra algo con toda la cizaña y crispación que usted y algunos de los suyos están sembrando? Piénselo. Háganos ese favor.

          Y, segundo. Paralelo a la elección de una oposición ciega y el aislamiento total del resto de los partidos políticos como política de partido, ha elegido usted un camino equivocado: la descalificación, el insulto soez, el ultraje, la ofensa, la rabia, el agravio, la desconsideración, la falta de educación, de respeto y de elegancia que usted ha adoptado como actitud personal no creo yo que sean el mejor camino para ganarse el corazón y la confianza de la gente.

          No quiero ocultarle que no le deseo éxito alguno en la política, entre otras cosas porque..., ¡Pobre de mi país si elige a un presidente que se propone llegar a serlo a base de descalificar e insultar!

Mejor callado, señor Arenas.

          Para cualquiera que oiga cualquier declaración de cualquier persona del Partido Popular que ostente cualquier cargo público y sobre todo si es ministro o ministra, no pasará inadvertido el vehemente, intenso, rastrero e insufrible intento de adular a su jefe.

          En una de estas modélicas manifestaciones de servilismo, el Sr. Arenas reprochaba al Sr. Zapatero el que presidiera una manifestación, en concreto contra la LOU, diciendo, más o menos, que no conocía a ningún aspirante a presidente de gobierno que presidiera una manifestación reivindicativa. Y democrática, diría yo.

          Por lo que respecta a su jefe, ya lo sabíamos (ni siquiera a favor de la Constitución, faltaría más), pero gracias por venir de su parte. Al Sr. Aznar efectivamente, sólo se le ha visto en las manifestaciones en las que hay alguna víctima del terrorismo por delante, lo que me ha llevado a la conclusión (con todo mi respeto y pesar por las víctimas del terrorismo) de que el talante reivindicativo y democrático del Sr. Aznar es similar al catolicismo de los católicos que sólo van a los entierros.

(¿Podía imaginar el señor Arenas cuando decía esto las veces que iban a encabezar manifestaciones los líderes del PP como su actual jefe, el señor Rajoy?)

Cascos y las primeras piedras.

(Esta carta fue escrita hace ya un buen tiempo, siendo Álvarez Cascos ministro del gobierno de Aznar. He encontrado el original que envié pero no recuero en que fecha fue publicada)   

Hoy he visto la luz, y para un descreído como yo no es fácil. Veces y veces viniendo nuestro ínclito Ministro de Fomento, el ilustre Álvarez Cascos a poner primeras piedras a donde haga falta en nuestro Aragón (desdoblamiento de la carretera de Castellón -por cierto ¿cuánto hace ya ?- , el Ave -je, je - ¡perdón! Aquí no son piedras -, la autovía de Sagunto a Francia , sobre todo pasando por Teruel - ¿cuantas piedras ha puesto ya?- ..., -"y lo que te he rondao y te rondaré morena") y yo pensando que era simplemente para salir en la foto, para ganar votos, para mejorar su imagen (¿será posible?), para engañar al personal más maleable, para demostrar quién manda y que el que manda, cuando puede, hace lo que le da la gana, para reírse de alguno que otro, para vergüenza de los bienintencionados y para tocarnos los pelendengues a "los otros".

¡Desgraciado de mi!. ¡Infelice!. Hoy me he dado cuenta de que lo que pretende el Señor Ministro es acabar él solito a base de primeras piedras (luego vendrán ineludiblemente las segundas) todas las infraestructuras de Aragón.

Perdone mi incredulidad y ¡ánimo!, ya le faltan menos piedras.

 

¡Dios nos libre...!

Dios nos libre de los payasos que no hacen gracia. Dios nos libre de los que utilizan sistemáticamente la ironía porque no tienen argumentos. Dios nos libre de los que, importándoles un comino la concordia, siembran y siembran la discordia para conseguir sus fines. Dios nos libre de los que ríen con cara de cemento y luego no dan la talla ni la cara. Dios nos libre de aquellos para quienes la desfachatez no es un disfraz sino su indumentaria habitual. Dios nos libre de él y de aquellos que como él quieren hacer de la política un chollo y de nuestro país su jardín privado. 

11-M

¡Cuánta ilusión perdida!

¡Cuánto dolor!

¡Cuántas esperanzas rotas!

¡Cuánto dolor!

¡Cuántos proyectos truncados!

¡Cuánto dolor!

¡Cuántos sueños esfumados!

¡Cuánto dolor!

¡Cuántos besos por dar!

¡Cuánto dolor!

¡Cuánto amor por recibir!

¡Cuántas madres sin sus hijos!

¡Ay! ¡Cuánto dolor!

¡Y cuántos hijos sin madre!

¡Cuánto dolor! ¡Cuánto dolor!

¡Cuánto vacío!

¡Cuánto hueco!

¡Cuánta ausencia!

 ¡Y cuánto dolor!

Y ... ¡Tanto dolor! ¿Por qué?

Sobre el transvase del Ebro y los políticos aragoneses del PP.

En las recientes manifestaciones en contra del transvase del Ebro, ha podido constatarse que unas 500.000 personas de Aragón han expresado públicamente su rechazo a ese plan. Sin echar mano de otras consideraciones que podrían rebajar, pero también aumentar esa cantidad (es evidente que en las distintas muestras de rechazo, "son" todos y todas los que "han estado", pero ¿"han estado" todas y todos los que "son"?) y atendiendo únicamente a las cifras por todos conocidas, pueden sacarse conclusiones preocupantes o, al menos, desalentadoras. Aragón tiene un censo electoral que ronda el millón de personas. Teniendo en cuenta que el P.P. fue el partido más votado en las últimas elecciones generales, es fácil imaginar que muchos, muchos de los votantes de esa formación política han estado presentes en estas manifestaciones mostrando su rechazo al mal llamado P.H.N. Y son precisamente los políticos de ese partido, el P.P., los únicos políticos (y casi ciudadanos) que, o bien desaparecen en las catacumbas en cuanto se vislumbra cualquier atisbo de manifestación de rechazo, o mantienen una inexplicable postura a favor del transvase, acatando las directrices de un(os) jefe(s) de Madrid que ha(n) cambiado el diálogo y el consenso por los cojones para la toma de decisiones (Y ¡Vive Dios que aquí, por cojones, obedecen! Imagínese una situación similar en Cataluña, por ejemplo). ¿A qué se debe ese desprecio miserable no sólo al miedo, a las ilusiones, al sentir general, a las expectativas y al futuro de "su pueblo", sino también a la voluntad de quienes con su voto los pusieron donde están?, ¿Porque se creen más inteligentes?, ¿porque se creen en posesión de la verdad y desprecian la ignorancia ajena o porque han hecho de la política no un acto de servicio al pueblo, sino un "modus vivendi", bastante muelle y regalado por cierto en la mayoría de los casos, con el que se ganan ¡y muy bien, también por cierto! la judía?.

Señores del P.P.: Están ustedes vendiendo Aragón y su propia dignidad por unas 30 monedas o por un plato de lentejas (según los casos), ejemplos bíblicos que, por su teórica condición de buenos cristianos, conocen sin duda. Pues bien. Esas 30 moneda se las gastarán, las lentejas se les acabarán y, sin embargo, su empecinamiento, junto con el de quienes les dirigen, y su falta de escrúpulos puede costar a Aragón su ilusión y su futuro. Su dignidad, la de ustedes .... Pero, ¿qué iba yo a decir?. ¿Acaso saben ustedes lo que es eso?. Demuéstrennos que me equivoco.